Cuando las estructuras (sociales, económicas, religiosas etc.) que dictaban lo que era posible en la vida de cada uno se disuelven o cambian radicalmente nos podemos encontrar navegando en el mar abierto sin orientación. El pasado no es un buen consejero pues seguiremos repitiendo las viejas historias y solo proyectamos con nuestra mente, futuros posibles que están anclados en experiencias pasadas. La revolución interior que necesitamos esta entonces en el momento presente. Tres letras hebreas vienen a ayudarnos a lograr volver o permanecer en ese momento precioso.