Tal vez te sorprenda oír cuán diferente es la realidad de eso que ves. No te das cuenta de la magnitud de ese único error. Fue tan inmenso y tan absolutamente increíble que de él no pudo sino surgir un mundo totalmente irreal. ¿Qué otra cosa sino podía haber surgido de él? A medida que empieces a examinar sus aspectos fragmentados te darás cuenta de que son bastante temibles. Pero nada que hayas visto puede ni remotamente empezar a mostrarte la enormidad del error original, el cuál pareció expulsarte del Cielo, fragmentar el conocimiento, fragmentar el conocimiento convirtiéndolo la en inútiles añicos de percepciones desunidas y forzarte a llevar a cabo más subdtituciones. Ésa fue la primera proyección del error al exterior.