Wolfgang Pauli es uno de los más fascinantes titanes de la física del siglo XX, aunque no sea tan conocido fuera del ámbito de esa ciencia como otros con los que comparte el panteón.
Que era brillante, como dice el título, es difícil de refutar así sólo tomes en cuenta la razón por la que le otorgaron el premio Nobel en 1945: nada menos que su descubrimiento de una nueva ley de la naturaleza.