En un pequeño y olvidado pueblo, donde el tiempo parecía avanzar con la lentitud de una sombra alargada, vivía Pedro, un hombre marcado por su apatía y falta de propósito. Su nombre era sinónimo de pereza, y su vida giraba en torno a la comodidad de la sombra de un mezquite, lejos del trabajo y la responsabilidad. Sin embargo, lo que comenzó como una simple burla del pueblo se transformó en una tragedia escalofriante cuando Pedro aceptó el desafío de pasar una noche en la vieja casa al borde del bosque.