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Or
Ya se había formado una polvareda, las partículas eran tan finas y minúsculas que entraban por cualquier orificio del cuerpo. Sin embargo, la rechola no se movía de los alrededores, con los ojos entreabiertos y tapando boca y nariz con las manos, observaban detenidamente al grupo de hombres y mujeres que trataban de clavar una carpa sobre los montones de tierra más firme. En eso gritó una mujer
-¡Métasenos chamacos, se los van a llevar los húngaros!-
Ya se había formado una polvareda, las partículas eran tan finas y minúsculas que entraban por cualquier orificio del cuerpo. Sin embargo, la rechola no se movía de los alrededores, con los ojos entreabiertos y tapando boca y nariz con las manos, observaban detenidamente al grupo de hombres y mujeres que trataban de clavar una carpa sobre los montones de tierra más firme. En eso gritó una mujer
-¡Métasenos chamacos, se los van a llevar los húngaros!-