Chuck Feeney lo tenía todo: negocios exitosos, una fortuna de miles de millones y acceso a los lujos del mundo. Pero no le interesaban. Mientras otros compraban mansiones, yates o jets privados, él vivía en un piso alquilado, viajaba en clase turista y usaba un reloj barato. Su obsesión no era acumular, sino dar.

Convirtió su riqueza en acción. A través de su fundación secreta, The Atlantic Philanthropies, donó más de 8.000 millones de dólares en vida. Universidades, hospitales, centros de derechos civiles y programas de paz se beneficiaron sin saber quién estaba detrás. Feeney creía que donar después de morir no tenía sentido: “Hay que dar mientras se vive, así ves el impacto”, repetía.

Cuando murió en 2023, no quedaba casi nada de su fortuna. Pero dejó un legado inmenso, una filosofía que inspiró a otros grandes nombres como Gates o Buffett. Chuck Feeney no fue solo un filántropo. Fue la prueba viviente de que el dinero puede ser usado como herramienta, no como símbolo. Y que cambiar el mundo no requiere esperar a mañana.

Fuentes:

• BBC News – Chuck Feeney obituary

• Forbes – The billionaire who gave away everything

• Atlantic – Chuck Feeney’s legacy