En esta cuarta parte de nuestra serie sobre el justo juicio de Dios, nos enfocaremos en dos aspectos fundamentales: la imparcialidad de Dios en Su juicio y el motivo detrás de ese juicio. Hemos visto que Dios juzga a cada persona según sus obras, y hoy veremos cómo lo hace sin favoritismos y con total justicia.
Dios no hace acepción de personas; Su juicio no está basado en la apariencia, el estatus social, ni la nacionalidad, sino en la verdad y la justicia. Además, exploraremos cómo Dios conoce el corazón de cada persona y el motivo de todas las acciones, juzgando no solo lo externo, sino también las intenciones más profundas.