Se nos va de ojo la polivalencia del miedo que nos saca de lo cotidiano cuando experimentamos riesgos controlados para sentirnos vivos.
O nos angustia cuando lo producen agentes externos fuera de nuestro control, que nos impiden saber cuál es su efecto o si es un miedo real o interesado.
El miedo siempre rompe la normalidad porque dispara el instinto de supervivencia que supedita el pensamiento a la necesidad imperiosa de salvar la vida como sea. Por eso inocular miedo es el arma preferida por los poderosos, para manipular las mentes exagerando la importancia de los problemas para generar incertidumbre sobre el futuro. Y más cuando no lo presentan como un conflicto armado inminente que rompe cualquier esquema o proyecto de vida. Mantener la racionalidad y el sentido común, es el antídoto para no desquiciarnos ni angustiarnos, porque el miedo forma parte de la mente de Sapiens, es un elemento vital para la vida, que debemos aprender a manejar. ¡Que no se te vaya de ojo!