El Espíritu nos enseña que no se trata de cumplir reglas para que nos vean.

Cuando el Espíritu está en nosotros, la oración y la lectura de la Biblia se disfruta. Nos enamoramos de Dios.

No soy alguien que trata de ser menos malo, es el Espíritu en mí quien produce el cambio. Por eso vino Cristo.

Dios vino a salvar lo que se había perdido, es decir, yo soy una persona tóxica.

El aplauso se lo lleva Dios, el creador, quien da habilidades a las personas.

Dios siempre va a estar ahí. La gente muere, pero Dios permanece.

El tesoro más grande es Jesús.

No dependamos de lo material.

¿Estoy listo para heredar la vida eterna?

Con el tiempo, un cristiano entiende la verdad del evangelio y se va resintiendo menos.