En la misma época en la que el escritor André Bretón decía: “México es un país surrealista”, surgía el chiste célebre que decía así: “Aquí Kafka sería un escritor costumbrista”. Recién dejábamos atrás el antiguo régimen del caudillismo cuando el presidencialismo se empezaba a instaurar, Europa se encontraba en plena Segunda Guerra Mundial y Estados Unidos estaba a muy poco tiempo de entrar, las reformas socialistas del presidente Cárdenas y los sindicatos habían beneficiado al pueblo pero habían dejado inconformes a los terratenientes, los inversionistas extranjeros y a la Iglesia, lo que no solo ocasionó una fuga inmensa de capitales sino también el surgimiento de una nueva asociación política: el Partido Acción Nacional; la era dorada del cine mexicano comenzaba y nombres como Pedro Infante se volvían mitos, se creaba el INBA, Diego Rivera salía de un escándalo para envolverse en otro, poetas como Octavio Paz se convertían en leyendas, surgía el teatro, la vida nocturna y que decir del mambo de Dámaso Perez Prado. Señoras y señores, bienvenidos a los años 40´s mexicanos.
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