La experiencia evangelizadora del diácono Felipe siempre es iluminadora y desafiante para la Iglesia de todos los tiempos, pues implica apertura al Espíritu y valorización de todo ser humano en la búsqueda de Dios, sin muchos conceptos. El evangelio sigue desarrollando el discurso del Pan de Vida, como don bajado del cielo, que implicará asimilarlo en nuestra vida para poder hacernos uno con el Señor y vivir su mensaje, lo cual nos abrirá perspectivas de eternidad y de humanidad. ¡Señor, danos siempre del mismo pan que eres Tú!