
Sign up to save your podcasts
Or


Fue el primer sumo pontífice de la Iglesia Católica en dedicar una carta hacia los creyentes (encíclica) al cambio climático, promovió discusiones con obispos e indígenas sobre la protección de la Amazonía, instó a petroleras a transitar a energías verdes y pidió mayores acciones de los líderes mundiales en las cumbres climáticas.
Jorge Mario Bergoglio o Francisco, el nombre que asumió al convertirse en papa, fue el primer sumo pontífice de la Iglesia Católica en incluir la lucha contra el cambio climático dentro de la agenda religiosa. Más que acciones para revertir el calentamiento global, su logro radica en cambiar la narrativa.
Para Francisco, la crisis climática y la pérdida de biodiversidad eran problemáticas sociales relacionadas con la dignidad humana, que iban más allá de lo ambiental. Él defendía que la Tierra era la casa común a la que había que proteger de la explotación ilimitada de los poderes económicos y las industrias contaminantes.
Desde su primera homilía como papa, el 19 de marzo de 2013, Francisco enfatizó en que las crisis del planeta le competen a los católicos y a la humanidad entera. “Se trata de proteger toda la creación, la belleza de la creación, como nos dice el libro del Génesis y como nos mostró san Francisco de Asís: es tener respeto por cada criatura de Dios y por el ambiente en el que vivimos”, señaló.
Sus palabras trascendieron cuando se convirtió en el primer papa de la historia en dedicar una encíclica a la crisis ambiental, siendo estas las cartas que usan los pontífices para dirigirse a los creyentes. En 2015, escribió Laudato Si'. En ella, reconoció el cambio climático como un problema global impulsado por la codicia de los más ricos y que afecta particularmente a los más vulnerables.
Sus palabras se adelantaron al Acuerdo de París. Incluso, ese mismo año, una decena de líderes citaron el documento papal en las discusiones sobre el pacto para limitar el calentamiento del planeta a 2ºC en comparación con el promedio de la era preindustrial.
La encíclica también fue respaldada por activistas. Bill McKibben, fundador de la ONG 350.org lo calificó como el más importante de su papado y uno de los legados ambientales más relevantes del milenio.
Y en un acto característico de su personalidad de hablar sin tapujos, le entregó una copia de la encíclica ambiental al presidente Donald Trump en 2017 durante su primer mandato a cargo de la Casa Blanca.
Por otro lado, el papa impulsó un movimiento climático dentro de la Iglesia que tomó el nombre del documento Laudato Si'. El grupo ha trabajado en más de 140 países y ha formado a cerca de 20.000 líderes para promover la defensa del medio ambiente.
La lucha climática de Francisco no paró allí. En 2019, declaró que el ecocidio era un pecado y respaldó los movimientos jurídicos para que sea considerado un crimen de lesa humanidad. Y en 2023, emitió el documento Laudate Deum, que no tenía el nivel de encíclica pero en el que sí reiteraba la defensa ambiental que había promovido ocho años atrás. Por acciones como estas, activistas como McKibben catalogan a Bergoglio como uno de los mayores defensores ambientales.
El papa Francisco visitó la Amazonía y promovió su protecciónLa narrativa del líder católico no evitó que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaran. Pero aún así, Francisco insistió durante su pontificado en organizar encuentros con protagonistas clave. En 2018, por ejemplo, recibió en el Vaticano a jefes ejecutivos de petroleras como ExxonMobil y BP. Les dijo de frente que el planeta necesitaba que el sector transitara a energías limpias para evitar lo que catalogó como un “desastre climático”. Y en 2024, organizó la conferencia de la Iglesia Católica sobre resiliencia climática.
Y en enero de 2018 marcó un hito dentro de la Iglesia Católica al ser uno de los pocos papas en viajar a la Amazonía, con su visita a Puerto Maldonado en Perú. Antes, en 1985, el papa Juan Pablo II había estado en Manaos, Brasil; y en la Amazonía peruana.
Pero Francisco no se limitó a una visita oficial. En 2019, convocó a una reunión con todos los obispos de los nueve países que comparten el bioma amazónico y, junto con laicos e indígenas, discutieron las mayores amenazas como la deforestación, la agroindustria y los incendios forestales.
El Sínodo Amazónico también abordó el concepto de una ecología integral, que incluía a los humanos como parte de los ecosistemas e instaba a adaptar las acciones a las necesidades de los pueblos indígenas. En ese contexto, Francisco reconoció que muchas veces la Iglesia no evangelizó, sino que colonizó. “Cuando los pueblos y las culturas son devorados sin amor ni respeto, no es el fuego de Dios, sino el del mundo. Sin embargo, ¡cuántas veces el don de Dios ha sido impuesto, no ofrecido! ¡Cuántas veces ha habido colonización en lugar de evangelización! Que Dios nos preserve de la avaricia de las nuevas formas de colonialismo”, señaló. A esto se suma que antes, durante su viaje a Perú, le pidió perdón a los indígenas por las barbaries que padecieron durante la colonización de América.
La COP, un viaje que nunca logró FranciscoEl papa también tuvo un papel en las cumbres climáticas de la ONU. Antes de la COP21 de Glasgow, Francisco le hizo un llamado a los líderes a que tomaran decisiones radicales más allá de los intereses nacionales para salvar al planeta.
De hecho, la reiteración de su encíclica ambiental, Laudate Deum, la lanzó en 2023 justo antes de la COP28 en Dubái. Además, iba a ser el primer papa de la Iglesia Católica en asistir a una conferencia climática, pero canceló su viaje a última hora siguiendo la recomendación de los médicos, ya que tenía una inflamación en el tracto respiratorio.
Su intención de viajar y su imposibilidad de hacerlo se repitieron en la COP29 de Azerbaiyán en 2024. En su reemplazo, asistió el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, quien enfatizó que la cumbre se realizaba en “un contexto condicionado por una creciente desilusión con las instituciones multilaterales y una peligrosa tendencia a construir muros”. Aunque en su momento, la BBC reveló que los representantes del papa Francisco habían hundido la posibilidad de que el acuerdo climático tuviera un enfoque de género con más respaldo hacia las mujeres, un bloqueo que respaldaron Arabia Saudita, Rusia, Irán y Egipto.
Aún así, tras la muerte del papa, el presidente de Brasil y anfitrión de la COP30, lo despidió resaltando la narrativa que impulsó a favor del planeta. “Con su sencillez, coraje y empatía, Francisco llevó el tema del cambio climático al Vaticano. Criticó vigorosamente los modelos económicos que llevaron a la humanidad a producir tantas injusticias. Demostró que este mismo modelo es el que genera la desigualdad entre países y personas. Y siempre ha estado al lado de quienes más lo necesitan: los pobres, los refugiados, los jóvenes, los ancianos y las víctimas de la guerra y de toda forma de prejuicio”, concluyó Luiz Inácio Lula da Silva.
By FRANCE 24 EspañolFue el primer sumo pontífice de la Iglesia Católica en dedicar una carta hacia los creyentes (encíclica) al cambio climático, promovió discusiones con obispos e indígenas sobre la protección de la Amazonía, instó a petroleras a transitar a energías verdes y pidió mayores acciones de los líderes mundiales en las cumbres climáticas.
Jorge Mario Bergoglio o Francisco, el nombre que asumió al convertirse en papa, fue el primer sumo pontífice de la Iglesia Católica en incluir la lucha contra el cambio climático dentro de la agenda religiosa. Más que acciones para revertir el calentamiento global, su logro radica en cambiar la narrativa.
Para Francisco, la crisis climática y la pérdida de biodiversidad eran problemáticas sociales relacionadas con la dignidad humana, que iban más allá de lo ambiental. Él defendía que la Tierra era la casa común a la que había que proteger de la explotación ilimitada de los poderes económicos y las industrias contaminantes.
Desde su primera homilía como papa, el 19 de marzo de 2013, Francisco enfatizó en que las crisis del planeta le competen a los católicos y a la humanidad entera. “Se trata de proteger toda la creación, la belleza de la creación, como nos dice el libro del Génesis y como nos mostró san Francisco de Asís: es tener respeto por cada criatura de Dios y por el ambiente en el que vivimos”, señaló.
Sus palabras trascendieron cuando se convirtió en el primer papa de la historia en dedicar una encíclica a la crisis ambiental, siendo estas las cartas que usan los pontífices para dirigirse a los creyentes. En 2015, escribió Laudato Si'. En ella, reconoció el cambio climático como un problema global impulsado por la codicia de los más ricos y que afecta particularmente a los más vulnerables.
Sus palabras se adelantaron al Acuerdo de París. Incluso, ese mismo año, una decena de líderes citaron el documento papal en las discusiones sobre el pacto para limitar el calentamiento del planeta a 2ºC en comparación con el promedio de la era preindustrial.
La encíclica también fue respaldada por activistas. Bill McKibben, fundador de la ONG 350.org lo calificó como el más importante de su papado y uno de los legados ambientales más relevantes del milenio.
Y en un acto característico de su personalidad de hablar sin tapujos, le entregó una copia de la encíclica ambiental al presidente Donald Trump en 2017 durante su primer mandato a cargo de la Casa Blanca.
Por otro lado, el papa impulsó un movimiento climático dentro de la Iglesia que tomó el nombre del documento Laudato Si'. El grupo ha trabajado en más de 140 países y ha formado a cerca de 20.000 líderes para promover la defensa del medio ambiente.
La lucha climática de Francisco no paró allí. En 2019, declaró que el ecocidio era un pecado y respaldó los movimientos jurídicos para que sea considerado un crimen de lesa humanidad. Y en 2023, emitió el documento Laudate Deum, que no tenía el nivel de encíclica pero en el que sí reiteraba la defensa ambiental que había promovido ocho años atrás. Por acciones como estas, activistas como McKibben catalogan a Bergoglio como uno de los mayores defensores ambientales.
El papa Francisco visitó la Amazonía y promovió su protecciónLa narrativa del líder católico no evitó que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaran. Pero aún así, Francisco insistió durante su pontificado en organizar encuentros con protagonistas clave. En 2018, por ejemplo, recibió en el Vaticano a jefes ejecutivos de petroleras como ExxonMobil y BP. Les dijo de frente que el planeta necesitaba que el sector transitara a energías limpias para evitar lo que catalogó como un “desastre climático”. Y en 2024, organizó la conferencia de la Iglesia Católica sobre resiliencia climática.
Y en enero de 2018 marcó un hito dentro de la Iglesia Católica al ser uno de los pocos papas en viajar a la Amazonía, con su visita a Puerto Maldonado en Perú. Antes, en 1985, el papa Juan Pablo II había estado en Manaos, Brasil; y en la Amazonía peruana.
Pero Francisco no se limitó a una visita oficial. En 2019, convocó a una reunión con todos los obispos de los nueve países que comparten el bioma amazónico y, junto con laicos e indígenas, discutieron las mayores amenazas como la deforestación, la agroindustria y los incendios forestales.
El Sínodo Amazónico también abordó el concepto de una ecología integral, que incluía a los humanos como parte de los ecosistemas e instaba a adaptar las acciones a las necesidades de los pueblos indígenas. En ese contexto, Francisco reconoció que muchas veces la Iglesia no evangelizó, sino que colonizó. “Cuando los pueblos y las culturas son devorados sin amor ni respeto, no es el fuego de Dios, sino el del mundo. Sin embargo, ¡cuántas veces el don de Dios ha sido impuesto, no ofrecido! ¡Cuántas veces ha habido colonización en lugar de evangelización! Que Dios nos preserve de la avaricia de las nuevas formas de colonialismo”, señaló. A esto se suma que antes, durante su viaje a Perú, le pidió perdón a los indígenas por las barbaries que padecieron durante la colonización de América.
La COP, un viaje que nunca logró FranciscoEl papa también tuvo un papel en las cumbres climáticas de la ONU. Antes de la COP21 de Glasgow, Francisco le hizo un llamado a los líderes a que tomaran decisiones radicales más allá de los intereses nacionales para salvar al planeta.
De hecho, la reiteración de su encíclica ambiental, Laudate Deum, la lanzó en 2023 justo antes de la COP28 en Dubái. Además, iba a ser el primer papa de la Iglesia Católica en asistir a una conferencia climática, pero canceló su viaje a última hora siguiendo la recomendación de los médicos, ya que tenía una inflamación en el tracto respiratorio.
Su intención de viajar y su imposibilidad de hacerlo se repitieron en la COP29 de Azerbaiyán en 2024. En su reemplazo, asistió el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, quien enfatizó que la cumbre se realizaba en “un contexto condicionado por una creciente desilusión con las instituciones multilaterales y una peligrosa tendencia a construir muros”. Aunque en su momento, la BBC reveló que los representantes del papa Francisco habían hundido la posibilidad de que el acuerdo climático tuviera un enfoque de género con más respaldo hacia las mujeres, un bloqueo que respaldaron Arabia Saudita, Rusia, Irán y Egipto.
Aún así, tras la muerte del papa, el presidente de Brasil y anfitrión de la COP30, lo despidió resaltando la narrativa que impulsó a favor del planeta. “Con su sencillez, coraje y empatía, Francisco llevó el tema del cambio climático al Vaticano. Criticó vigorosamente los modelos económicos que llevaron a la humanidad a producir tantas injusticias. Demostró que este mismo modelo es el que genera la desigualdad entre países y personas. Y siempre ha estado al lado de quienes más lo necesitan: los pobres, los refugiados, los jóvenes, los ancianos y las víctimas de la guerra y de toda forma de prejuicio”, concluyó Luiz Inácio Lula da Silva.