El Salvador experimentó un relativo auge económico en el último tercio del siglo XIX. A partir de 1870 se llevaron a cabo reformas económicas que liberalizaron la economía a la vez que fortalecieron el Estado. La alternancia de gobiernos se llevaba a cabo mediante golpes de estado, pero éstos se debían a rencillas e intereses personales más que a diferencias ideológicas entre los líderes salvadoreños. Por lo tanto, El Salvador gozaba de una relativa estabilidad económica con una economía agraria que exportaba mucho café y se comenzaba a industrializar. Fue entonces cuando El Salvador también se planteó tener su propia moneda.