La economía mundial demostró mayor resiliencia de lo esperado en 2023, en medio de un significativo endurecimiento de las condiciones monetarias y de persistentes incertidumbres en las políticas a nivel mundial, al tiempo que las múltiples perturbaciones derivadas de los conflictos y del cambio climático causaron estragos en la vida y en los medios de subsistencia de millones de personas, poniendo aún más en riesgo los avances hacia el desarrollo sostenible. Varias grandes economías desarrolladas dieron muestra de una notable resiliencia, con unos mercados laborales sólidos que han impulsado el gasto de los consumidores pese al marcado endurecimiento de las condiciones monetarias. Por su parte, la inflación disminuyó gradualmente en la mayoría de las regiones gracias a la caída de los precios de la energía y de los alimentos, lo que permitió a los bancos centrales ralentizar las subidas de los tipos de interés o hacer una pausa al respecto
todo el mundo. A la vez que la economía mundial se prepara para hacer frente al efecto retardado de las fuertes subidas de los tipos de interés, los principales bancos centrales de los países desarrollados han señalado su intención de mantener los tipos de interés altos durante más tiempo. Las perspectivas de un período prolongado de mayores costos de endeudamiento y condiciones crediticias más restrictivas generan importantes contratiempos para una economía mundial que padece de altos niveles de deuda, pero que también necesita mayores inversiones, no solo para reanudar el crecimiento, sino también para luchar contra el cambio climático y acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, unas condiciones financieras restrictivas, junto con un creciente riesgo de fragmentación geopolítica, plantean riesgos cada vez mayores para el comercio mundial y la producción industrial.
Recuperación desigual del mercado de trabajo El mercado de trabajo mundial ha repuntado rápidamente tras la pandemia, con una recuperación superior a la experimentada tras la crisis financiera de 2008/09. En 2023, las tasas de desempleo de muchas economías habían caído por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, alcanzando mínimos casi históricos en los Estados Unidos y en varias economías europeas. Sin embargo, esa recuperación fue desigual, y las economías en desarrollo, en particular, experimentaron tendencias divergentes. En el Brasil, China y Türkiye se registró un descenso de las tasas de desempleo, pero muchos países en desarrollo, especialmente de Asia Occidental y África, tuvieron que hacer frente a una elevada tasa de desempleo. En la mayoría de las economías, el crecimiento salarial no logró compensar el impacto de la inflación y agravó la crisis del costo de la vida. El mercado de trabajo de los países en desarrollo sigue afrontando persistentes retos, a saber, el empleo informal, las disparidades de género