Salmo 103:1-5 Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.
Es fácil quejarse de la vida, sin embargo, la lista de David nos da muchas cosas por las que debemos alabar a Dios y recibimos todo esto, sin merecerlo.
El poder de la gratitud, nos hace ver que por difícil que sea la vida, siempre podemos contar las bendiciones pasadas, presentes y futuras aún cuando sentimos como si no tuviéramos nada por lo cual alabar a Dios.