Se agradece escuchar a alguien a la que es difícil etiquetar. Paula Fraga (Lugo, 1988) es una de ellas, porque sí, es muy crítica con Irene Montero y todo lo que, bajo su criterio, ha representado al frente del feminismo en España, pero tampoco admite las tesis machistas que se alzan al otro lado de la barrera. Esta joven abogada penalista, experta en derecho de familia y protección de la infancia, lleva tiempo abriéndose hueco en los medios de comunicación, justamente por esa característica que tanto se echa en falta: libertad de criterio. Nada de rebaños que seguir, partidos políticos a los que aplaudir, ideas precocinadas que no aportan nada al debate público.