En la vida nada o casi nada es gratis, eso lo aprendemos desde pequeños. Si quieres lograr buenas calificaciones en la escuela o en la universidad tendrás que esforzarte. Si deseas recibir regalos para Navidad tienes que comportarte bien con tus padres, parientes y amigos. Si quieres tener un lugar en un equipo deportivo, tendrás que dar lo máximo y destacar. Si quieres pertenecer a un club u organización cultural, tendrás que pagar al menos una matrícula. Así funciona nuestro mundo en general.
En cambio, con Dios las cosas funcionan de manera distinta. El tiene otra manera de evaluar y valorar a las personas.