Partí solo hacía mi tierra y llegando a la provincia de Guipúzcoa, dejé el camino corriente y tomé el del monte. En el camino me encontré con dos hombres armados que eran sirvientes de mi hermano, que, habiéndose enterado de mi viaje, me mandaba buscar. Se esforzaron mucho por llevarme a casa de mi hermano, pero no pudieron obligarme, y así me fui al hospital y después, a una hora conveniente, a pedir limosna por el pueblo.