En 1930 se empezó a hablar de una extraña epidemia
apodada jake leg, que no era otra cosa que un problema
neurológico caracterizado por un debilitamiento de los
brazos y las piernas, llegando muchas veces a causar una
parálisis. Esta infernal plaga se debía al abuso de estos
derivados de alcohol. La mayoría de los blues man
consumían cualquier cosa que cayese en sus manos, desde
una simple e inofensiva cerveza a abrillantador de calzado o
alcohol de masajes. La ceguera, úlceras, delirios y una
larga lista de consecuencias eran el resultado de dicho
consumo.
Así que se hicieron muy populares los medicine shows, que
todos conocemos a través de las películas, donde
charlatanes colocaban a la población más analfabeta
pócimas que, en teoría, lo curaban todo.