Pablo nos anima a vivir nuestra fe con intensidad y profundo conocimiento de Jesucristo, que dio el testimonio de verdad y amor, por el cual fuimos salvados, a quien debemos glorificar con nuestra vida y compromiso por un mundo mejor. El evangelio nos propone la parábola del sembrador y nos invita a hacer un examen de conciencia sobre la acogida en nuestra vida de esa semilla que tiene poder de desarrollarse en nosotros y dar fruto para la vida de este mundo. ¡Señor y sembrador, purifica nuestras vidas para acoger siempre tu Palabra!