¡Que nada te turbe y que nada te espante! Que esas palabras no sean sólo una jaculatoria que repites de una manera vacía. Por el contrario, que aprendas a vivir cada día de tu vida convencido que caminas de la mano de Dios.
¡Que nada te turbe y que nada te espante! Que esas palabras no sean sólo una jaculatoria que repites de una manera vacía. Por el contrario, que aprendas a vivir cada día de tu vida convencido que caminas de la mano de Dios.