Dios confía en ti mucho más de lo que tú jamás serás capaz, porque te ama y es Él quien te ha dotado de talentos que te permitirían realizar grandes cosas a través del Espíritu. Solo necesitas fe en el Padre y en su Palabra.

Cuando sientasbque algo no está bien y debe cambiar, es porque el Señor te está pidiendo a ti que transformes esa realidad con los dones que Él ha puesto en ti.

Anímate y camina hacia adelante convencido de que Dios cuida tu andar. Es normal sentir temor. Pero los cristianos no debemos quedarnos en ese sentimiento. "¡Levántate y anda!" Dijo Jesús al paralítico. Cada mañana cuando abromos los ojos, Cristo nos bendice con las mismas palabras: levantate y anda. El solo hecho de abrir los ojos, es ya un milagro. Por lo tanto, no olvides que Dios te acompaña. Te sostiene. Y con Él a tu lado, no hay nada que no puedas alcanzar.

¡Que nada te turbe y que nada te espante! Que esas palabras no sean sólo una jaculatoria que repites de una manera vacía. Por el contrario, que aprendas a vivir cada día de tu vida convencido que caminas de la mano de Dios.

¡Hay que vivir con amor! Para vivir en el amor es necesario decirle al Señor: sí. Un sí, sincero y decidido como el de María, para que, una vez en Dios, podamos ser luz en la oscuridad. Pequeñas acciones pueden generar grandes cambios.

Dice la Palabea que quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ha visto. Por eso es importante que a través de pequeños, pero amorosos detalles, demostremos a los hijos de Dios, que hemos conocido a Cristo y que por eso vivimos en el amor.

Ánimo, Jesús, que es fiel a su palabra, cumplirá todas las promesas que ha hecho para ti. Alimenta tu fe, para que con la paciencia de los santos, puedas recibir la tierra en herencia.

Todos hemos experimentado la soledad, la decepción y la nostalgia. Todos hemos sido rechazados o echados a un lado. Pero hay uno que jamás lo hará: Jesús. Jesús está a tu lado siempre. En este episodio encontraremos la promesa del Señor, de acompañarnos todos los días, hasta el fin de la historia.

El Señor en su palabra nos indica que está constantemente invitándonos a cenar con Él. Su invitación llega de distintas maneras. Pero solo cada uno de nosotros puede decidir, si aceptar la invitación que Cristo hace, o rechazarla. No esperes más, Cristo te ama.

A veces creemos que es muy difícil alcanzar la santidad a la que Cristo nos invita en el Egangelio. Cuando miramos nuestros pecados, nuestra conducta, podemos llegar a la conclusión de que no podremos entrar por la puerta angosta. Pero seguir el ejemplo de Jesús es la clave para que cada cristiano sea la mejor versión de sí.