Anímate y camina hacia adelante convencido de que Dios cuida tu andar. Es normal sentir temor. Pero los cristianos no debemos quedarnos en ese sentimiento. "¡Levántate y anda!" Dijo Jesús al paralítico. Cada mañana cuando abromos los ojos, Cristo nos bendice con las mismas palabras: levantate y anda. El solo hecho de abrir los ojos, es ya un milagro. Por lo tanto, no olvides que Dios te acompaña. Te sostiene. Y con Él a tu lado, no hay nada que no puedas alcanzar.