Se nos va de ojo que el ser amado no es, ni debe ser nunca, propiedad de quien le ama, que convierte el amor en una relación deshumanizada y servil del amado hacia quien dice amarle.
Esta es la base del machismo, que sublima a la mujer con trampantojos amorosos, de romanticismo falaz y almibarado, para enredarla y atraerla a la sumisión.
Recurso del machista para ocultar lo que ha mamado desde niño: esto es, la percepción de la mujer como un objeto propiedad del hombre creado por Dios para servirle en todos sus deseos y necesidades. Pensamiento que la dictadura se esforzó en inculcarnos del que, afortunadamente, cada vez más hombres se desprenden. Unos por convicción, y otros por necesaria adaptación al justo empoderamiento femenino. Luego están los que no tienen meninges suficientes para comprender que la mujer es un igual, y una compañera, y no un objeto que se puede destruir cuando cumple nuestros dictados. Por eso el acoso, el abuso, la violencia y la violación sobre la mujer es un problema transversal que requiere de pedagogía social constante en todos los niveles sociales. ¡Que no se te vaya de ojo!