En este capítulo mencionó y explicó la importancia de que tanto la razón como la emoción trabajen en un solo equipo, a su vez que profundizo en su interacción e interconexión mutuas.

En este capítulo expongo como las ideas que poseemos determinan hasta que punto somos dañados emocional y psicológicamente por un determinado individuo, y por tanto, la necesidad que tenemos de que nuestras ideas presenten una coherencia con la realidad en la que vivimos.

En este capítulo explico como la conciencia también se encuentra bajo el dominio de leyes naturales similares a las que afectan a la materia y como están explican los acontecimientos que denominamos sobrenaturales.

En este capítulo explico cuando podemos ofrecer un consejo y en que momento no podemos hacerlo, así como la mejor forma en que podemos  ayudar sin necesidad de dar un consejo.

En este capítulo explico cómo en el dar a los demás se puede encontrar la felicidad y el bienestar verdaderos, así como la razón por la cual tener un motivo oculto para dar puede llegar a ser perjudicial para nuestras vidas.

En este capítulo explico la idea de una justicia divina basada en penas proporcionales y graduales, más conforme al progreso de la humanidad, que la decadente e inútil doctrina de las penas eternas. 

En este capítulo habló sobre nuestra verdadera identidad como el observador que experimenta y percibe la realidad, siendo más que el producto del cerebro, por lo cual somos mucho más complejos y profundos de lo que creemos.

En este capítulo explico como los claros indicios de inteligencia a lo largo y ancho del universo, aparte de que nos demuestran la gran importancia que tiene en el progreso y desarrollo de la totalidad, también nos apunta a la existencia de una inteligencia suprema.

En este capítulo realizó una comparación entre una computadora y nuestro cuerpo, reflexionando y tratando de descubrir si bastaría con repararlo y ofrecerle energía para que podamos regresar a la vida una vez muertos.