Es julio, es Santiago de Cuba, “no os asombréis”… En su anfiteatro urbano, con las montañas más altas del archipiélago como escenografía natural, la ciudad se desinhibe, se remueve, se desvela al compás de los tambores y la corneta china. Toma una jarra de cerveza contra el intenso calor, muestra la policromía de su gente, la sinfonía de la vida.