En un pequeño pueblo rodeado por un espeso bosque, había rumores sobre una antigua mansión en ruinas. Nadie se atrevía a acercarse, pues se decía que, durante las noches de niebla espesa, la mansión cobraba vida y sus puertas se abrían solas. La gente hablaba de voces susurrantes que venían del interior y de luces extrañas que brillaban en las ventanas, aunque nadie había osado investigar.