¿Por qué en lo relativo a la cocina tiene que ser todo “excelencia” y estrellas de la guía gastronómica del momento? ¿Hemos dejado ya en el olvido la tortilla de patatas y el filete empanado del táper?
Con el turismo masivo han llegado los restaurantes franquiciados de platos semipreparados que poco tienen en común con las buenas comidas de nuestro recetario mediterráneo. Los restaurantes de siguiente generación de las antiguas “casas de comidas” no son apreciados si no tienen en el menú platos de nombre irreconocible o servidos en platos imposibles.
El artículo reivindica los hábitos alimentarios de verano como aquello que nos
proporciona alegría. Esto es así porque está unido a momentos de distensión, reuniones familiares en pleno veraneo, tiempo de compartir la vida con los demás. ¿También esto lo hemos de perder?
El periodo de vacaciones puede convertirse en el momento de vivir la vida con alegría compartiendo memores memorables. Podemos desterrar las experiencias únicas en lugares imposibles a favor de esa fuente de comida en medio de la mesa que se ve atacada por decenas de manos hambrientas. Podemos disfrutar del verano y sus manjares.