Anhelamos vivir en un mundo donde el bienestar y la felicidad sean continuos. Pedimos poder disfrutar de largas temporadas donde todo sea bueno y tenga buen fin. Por otro lado, pensamos que cuando las cosas nos van bien parece que se hacen llamadas para que algo malo ocurra.

El artículo de hoy no nos nombra nada en concreto pero nos indica que cuando todo está tranquilo surge esa pequeña debacle que todo lo altera. Las hay de diversa índole y no son iguales ni tienen la misma importancia para todas las personas: económicas, familiares, de trabajo, sociales, anímicas, y un largo etcétera que puede afectar a cualquier aspecto del ser humano.

Estos hechos habituales... ¿Son siempre algo malo? Se intuye también en el artículo que sirven para provocar convulsión en la vida y, en ocasiones, hacernos reaccionar. También nos enseña a valorar aquello que tenemos y con quién compartimos nuestra vida. No es desear que tengamos contratiempos en la vida.

Quizá tenemos que reconocer que para vivir cada día tenemos que enfrentar retos, superar dificultades. Que vivir una vida sin alteraciones de ningún tipo no nos ayuda más que a esperar el momento final sin esperanza alguna.