Vlad III de Valaquia, (Vlad Tepes) en todo caso, amado y odiado aun por su mismo pueblo es considerado un símbolo de libertad tanto como puede serlo de miedo. El gran Vlad Drácula, el señor empalador como se le conoció, se confunde en algún momento entre la aparición de la novela de Polidori: “El vampiro” que recogía la tradición de oscuras historias de monstruos innombrables de las tierras en que oriente y occidente confluyen, con el protagonista de la posterior novela de Bram Stoker: “Drácula”. Una historia que nace como todas nuestras leyendas, justo en el límite difuso entre realidad y ficción. Allí, en la más oscura noche del alma, en la que nuestros miedos abandonan nuestra mente para materializarse entre sombras informes y sonidos irreproducibles se encuentra alojado uno de estos seres cuya historia se ha popularizado como el epítome de la novela romántica. Acompáñennos a conocer al Conde Drácula