¿Os imagináis que, de repente, El Rubius o Jorge Cremades se convirtiesen en iconos de la nueva música urbana global? Eso le sucedió al estadounidense-puertorriqueño Eladio Carrión: pasó de ser un influencer o ‘cómico social’ a través de plataformas como Vine o Instagram; a ser uno de los referentes de la música urbana latina.
Y tras más de dos años fogueándose en el circuito, colaborando con algunos de los nombres más importantes de la escena urbana (de Wisin & Yandel a KHEA, Bryant Myers, Cazzu, Bhavi, Ñejo o Maikel de la Calle, entre muchos otros) y firmando y colaborando en singles con cifras faraónicas (sobre todo, “Sigue bailándome”, “Mi cubana” o “Me enamoré de una Yal”, su primer gran éxito); el puertorriqueño apuesta fuerte y gana en “Sauce Boyz”, el primer gran álbum de reggaetón de lo que va de 2020.
Rodeándose de superseries como J Balvin, Bad Bunny, Jhay Cortez, Arcángel, o Zion & Lennox, entre otros; y aunque peque un poco de excesivo en cuanto a repertorio (dieciséis canciones y casi una hora), Carrión ha conseguido firmar un álbum que, aunque deje ramalazos de reggaetón (sobre todo en “Mi error”, “Actriz” o “3 AM”), el álbum está más cerca de abrir una nueva vía para el trap de corte r&b. Los ritmos 808, los fraseos callejeros y las cadencias lentas se funden en temazos como “Kemba Walker” (acompañado del ‘conejo malo’), “Hielo” o la callejera “Huh?”, a la vez que abre una nueva vía para el tumbao alternativo como “Rápido”. En ocasiones, los influencers pueden sacarse de la manga algo que más que un buen tonel de likes.