La mirada de una elfa, pintada cerca de uno de los últimos árboles en pie del supuesto jardín. Arquitectura que cambia rápidamente y donde hace poco había sombra y zonas verdes, ahora hay cemento con algunos árboles de decoración.

Se pierde por diseño, y más aún, por la sequía. 60% de los árboles que admirábamos hace poco, no están mas en la ciudad, debido a la sequía. Muchos de ellos eran gigantes que se adaptaron por décadas a las exigencias urbanas.

Temperaturas caniculares son cada vez más duras y frecuentes. Para un cuerpo con poca melanina, el solo hecho de pasar por una plaza abierta significa que la piel se quema. Aire irrespirable y no hay sombra.

¿Qué vida es esa sin árboles?