¿Alguna vez te has detenido a pensar en la vida como un subibaja? Todos hemos pasado por momentos en los que planeamos nuestra felicidad como si fuera un destino al que debemos llegar. Desde jóvenes, muchos de nosotros imaginamos que la felicidad está en algún lugar que alcanzaremos algún día. Pensamos que será cuando tengamos éxito, amor, dinero, o logremos lo que tanto deseamos. Pero, ¿y si te dijera que la felicidad no es un destino?