¿O estamos tan llenos, tan sobrecargados,
que ya no sabemos cómo sentir?
A veces no es falta de empatía…
es defensa.
Es agotamiento emocional.
Es haber tenido que apagar algo dentro para poder seguir.
Pero aún así,
la sensibilidad no desaparece.
Solo espera ser cuidada.
Solo necesita un espacio seguro para volver a florecer.