Esta mañana, Zavalita desempolva su pasaporte guinda y coge rumbo al Jorge Chávez mientras se pregunta: ¿En qué momento se jodieron los viajes a Europa?

Al calor de los resultados de la primera vuelta, Zavalita descubre que detrás de cada baile se esconden muchos mensajes, y por eso se pregunta: ¿en qué momento se jodieron los bailecitos?

Hoy Juan Carlos Gómez De La Torre, el popular loco, se infiltra en Zavalita y sale listo para el

manicomio al confrontar pasados de fe con presentes incrédulos. Escuchémoslo.

Al lado de un sinnúmero de titulares sin amor y esqueletos de prensa, Zavalita escucha a las personas discutir sobre política: ¡facho, caviar, terruco, mojigato! Entre los gritos, Zavalita se pregunta: ¿En qué momento se jodió nuestra capacidad para debatir?

Hoy Zavalita clama por un sabroso chisme de pasillo y solo escucha el vacío, pregunta por su taza de café pero nadie se la ha robado, llama al de sistemas pero nadie se aparece: ¿En qué momento se jodió The Office?

Esta mañana, Zavalita moja sus manos en alcohol, se acomoda la mascarilla para que no se le empañen los lentes y prende la compu para ver la avenida Tacna por zoom mientras piensa: ¿En qué momento se jodió el "3,2,1, acción"?

Hoy Zavalita, mientras observa la cara de su amigo Ambrosio a través de una videoconferencia, se pregunta: ¿en qué momento se jodió mi conversación en La Catedral? Cuando la conversación pasó a zoom y descubrimos que vernos las caras en bits no era suficiente.

Hoy Zavalita se tapa, a veces los ojos, a veces los oídos, y a veces la nariz, mientras contempla las noticias con una copa de vino azul en mano y se pregunta, ¿En qué momento se jodió el marketing político en el Perú?

Zavalita se deja llevar hasta la avenida Tacna, para gastar su hora peatonal en lo que más le gusta hacer: preguntarse, otra vez, en qué momento se jodió el Perú. En este caso, con su correspondiente sub-pregunta: ¿en qué momento se jodió nuestra moral?

Hoy Zavalita comprueba que, muy enfocados en catalogar y endiosar a los jóvenes con letras y combinaciones con el sufijo “ennial” (millennial, centennial, etc.), el marketing y la publicidad han olvidado olímpicamente al grupo de los llamados “seniors”, los adultos de más de 50 años.