Jesús envió a sus apóstoles a predicar la conversión y bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. No en los nombre de ellos como si fueran tres dioses, sino en el nombre del único Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe cristiana y el que ilumina todos los demás misterios, su aceptación y vivencia hará que el alma comprenda y ame a Dios que nos creó, nos salvó y nos ama y santifica.