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Palabra de Dios: “Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció”. Mateo 8:2-3
Perlas: Este es uno de los pasajes más conmovedores y también más reveladores del corazón de Dios. Vemos a un hombre gravemente enfermo, pero con una convicción y una fe muy fuertes; de alguna manera este hombre con su cuerpo enfermo de lepra, y su alma herida de tanto rechazo y abandono, estaba convencido de que Jesús, si quería, tenía todo el poder para sanarlo.
Vemos a Jesús y Su corazón en un despliegue de compasión, sabiduría y poder. Jesús pudo conectarse con el dolor de este hombre, el dolor del alma y el dolor del cuerpo. Ante la petición del leproso, Jesús respondió primeramente TOCÁNDOLO. Lo tocó cuando aún tenía lepra para sanar la herida profunda del rechazo y abandono. Lo tocó para sanar su alma primero. Después de tocarlo, le respondió su pregunta diciéndole: SÍ QUIERO SANARTE, y procedió a decirle: SÉ LIMPIO, y al instante quedó libre de la enfermedad.
Jesús quiere sanarte. Su obra en la cruz fue completa y los beneficios para todo aquel que cree, no son solo perdón, paz para nuestra alma y vida eterna; al creer en Jesús y en Su obra perfecta en la cruz, recibimos un paquete en el que también está incluida la sanidad física.
Mi amado hermano, mi amada hermana: Jesús te responde en esta mañana: “Yo sí quiero sanarte, Sí quiero sanar tu familia. Quiero sanar tu alma y quiero sanar tu cuerpo. Recibe hoy mi toque, así como toqué al leproso. Recibe sanidad de las heridas de tu corazón. Recibe sanidad del rechazo y del abandono. Recibe sanidad de las decepciones. Recibe paz, consuelo y sanidad. Y recibe también el toque de mi Espíritu sanando tu cuerpo. El mismo Espíritu que me resucitó de los muertos, vivifica ahora tu cuerpo mortal para tu bendición y para Mi gloria”. Amén.
Oración: Señor Jesús, recibo hoy Tu toque y Tu abrazo. Recibo el mover de Tu Espíritu en mi alma y en mi cuerpo, sanando todas mis heridas y todas mis enfermedades. Para Tu gloria, amén.
Reto del día: Escribe y memoriza este poderoso versículo: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Romanos 8:11. Amén.
Podcast original de canaanusa.org & Liliana Gracía
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Palabra de Dios: “Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció”. Mateo 8:2-3
Perlas: Este es uno de los pasajes más conmovedores y también más reveladores del corazón de Dios. Vemos a un hombre gravemente enfermo, pero con una convicción y una fe muy fuertes; de alguna manera este hombre con su cuerpo enfermo de lepra, y su alma herida de tanto rechazo y abandono, estaba convencido de que Jesús, si quería, tenía todo el poder para sanarlo.
Vemos a Jesús y Su corazón en un despliegue de compasión, sabiduría y poder. Jesús pudo conectarse con el dolor de este hombre, el dolor del alma y el dolor del cuerpo. Ante la petición del leproso, Jesús respondió primeramente TOCÁNDOLO. Lo tocó cuando aún tenía lepra para sanar la herida profunda del rechazo y abandono. Lo tocó para sanar su alma primero. Después de tocarlo, le respondió su pregunta diciéndole: SÍ QUIERO SANARTE, y procedió a decirle: SÉ LIMPIO, y al instante quedó libre de la enfermedad.
Jesús quiere sanarte. Su obra en la cruz fue completa y los beneficios para todo aquel que cree, no son solo perdón, paz para nuestra alma y vida eterna; al creer en Jesús y en Su obra perfecta en la cruz, recibimos un paquete en el que también está incluida la sanidad física.
Mi amado hermano, mi amada hermana: Jesús te responde en esta mañana: “Yo sí quiero sanarte, Sí quiero sanar tu familia. Quiero sanar tu alma y quiero sanar tu cuerpo. Recibe hoy mi toque, así como toqué al leproso. Recibe sanidad de las heridas de tu corazón. Recibe sanidad del rechazo y del abandono. Recibe sanidad de las decepciones. Recibe paz, consuelo y sanidad. Y recibe también el toque de mi Espíritu sanando tu cuerpo. El mismo Espíritu que me resucitó de los muertos, vivifica ahora tu cuerpo mortal para tu bendición y para Mi gloria”. Amén.
Oración: Señor Jesús, recibo hoy Tu toque y Tu abrazo. Recibo el mover de Tu Espíritu en mi alma y en mi cuerpo, sanando todas mis heridas y todas mis enfermedades. Para Tu gloria, amén.
Reto del día: Escribe y memoriza este poderoso versículo: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Romanos 8:11. Amén.
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