
Sign up to save your podcasts
Or
Palabra de Dios: “Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.” Proverbios 4:20-22
Perlas: Hay tres cosas muy importantes con respecto al arte de la oración. La primera es ESCUCHAR. La segunda es APRENDER. Y la tercera es OBEDECER. Si estos tres elementos no están presentes, nuestra oración es una farsa, un simple ritualismo religioso que no tiene poder alguno. ¿De qué sirve apartar un tiempo para Dios en el que solo hablamos nosotros, no lo escuchamos a Él, no nos dejamos corregir, no somos enseñables, y no le obedecemos? Creo que alcanzo a escucharlos a todos decir en coro: ¡De nada!
Solo podemos conocer el poder de la oración cuando entendemos lo que es la oración como Dios la entiende, como lo que realmente es. La verdadera oración es un estilo de vida, que comienza con un tiempo de calidad a solas y apartados para Dios, pero que alcanza cada minuto del resto del día, a través de la obediencia y a través de una conversación interna constante con el Padre.
Escuchar, aprender y obedecer…esto suena muy diferente a lo que muchos de nosotros entendíamos antes, pensamos por años que orar era pedir, pedir y pedir. ¡Cuán equivocados estábamos! Entre más conozco a Dios y Su Palabra, he comprendido que la oración es una experiencia de entrega mutua. Yo le puedo pedir muchas cosas a Dios, Su Palabra me invita a que le pida, pero todo lo que yo le pido, primero que todo debe estar dentro de Su voluntad perfecta, y segundo, todo lo que le pido a Dios, yo debo estar dispuesta a respaldar mi propia petición, debe haber una entrega de mi parte, un nuevo aspecto que tendré que rendir, el yo (con todos sus egoísmos) debe ir muriendo para que viva Cristo, para que Su nombre sea glorificado.
Si yo no respaldo con mi obediencia lo que le estoy pidiendo a Dios, entonces esa petición no será respaldada ni respondida por Él. Es una entrega mutua. Es una ecuación divina en la que mientras nosotros nos entregamos a Dios, Él a su vez nos entrega más de sí mismo. Pero muchos aún siguen creyendo que la oración consiste solo en pedirle a Dios, pedirle y seguir pidiéndole, y nunca han considerado todas aquellas cosas que Dios les ha pedido a ellos, y que ellos jamás han entregado. Quieren recibir el milagro (la entrega de Dios para ellos), pero nunca piensan en ellos mismos entregarse a Dios.
Cada oración que sube al trono de los cielos y que es respondida, ha sido respondida porque ha habido una entrega mutua. Piensa en tu propia historia, en tu historia de oración. Muy seguramente tienes testimonios acerca de esta entrega mutua. ¿Has recibido respuesta a muchas o algunas de tus oraciones? En cada uno de esos episodios de tu vida hubo una entrega de tu parte hacia Dios y de Dios hacia ti.
Piensa en estos ejemplos: Una persona pidiéndole a Dios que la libere de la amargura profunda, pero no está dispuesta a perdonar. Una persona enferma suplicando por su sanidad, pero no está dispuesta a hacer cambios en su estilo de vida ni tampoco obedece las instrucciones médicas. Una persona clamando a Dios por la restauración de su relación con sus hijos, pero los sigue hiriendo día a día.
¿Puedes ver la importancia de la entrega mutua? Allí está el secreto de las oraciones respondidas. Escuchar, aprender y obedecer. Estar dispuestos no solo a pedir, sino a dar.
5
1010 ratings
Palabra de Dios: “Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.” Proverbios 4:20-22
Perlas: Hay tres cosas muy importantes con respecto al arte de la oración. La primera es ESCUCHAR. La segunda es APRENDER. Y la tercera es OBEDECER. Si estos tres elementos no están presentes, nuestra oración es una farsa, un simple ritualismo religioso que no tiene poder alguno. ¿De qué sirve apartar un tiempo para Dios en el que solo hablamos nosotros, no lo escuchamos a Él, no nos dejamos corregir, no somos enseñables, y no le obedecemos? Creo que alcanzo a escucharlos a todos decir en coro: ¡De nada!
Solo podemos conocer el poder de la oración cuando entendemos lo que es la oración como Dios la entiende, como lo que realmente es. La verdadera oración es un estilo de vida, que comienza con un tiempo de calidad a solas y apartados para Dios, pero que alcanza cada minuto del resto del día, a través de la obediencia y a través de una conversación interna constante con el Padre.
Escuchar, aprender y obedecer…esto suena muy diferente a lo que muchos de nosotros entendíamos antes, pensamos por años que orar era pedir, pedir y pedir. ¡Cuán equivocados estábamos! Entre más conozco a Dios y Su Palabra, he comprendido que la oración es una experiencia de entrega mutua. Yo le puedo pedir muchas cosas a Dios, Su Palabra me invita a que le pida, pero todo lo que yo le pido, primero que todo debe estar dentro de Su voluntad perfecta, y segundo, todo lo que le pido a Dios, yo debo estar dispuesta a respaldar mi propia petición, debe haber una entrega de mi parte, un nuevo aspecto que tendré que rendir, el yo (con todos sus egoísmos) debe ir muriendo para que viva Cristo, para que Su nombre sea glorificado.
Si yo no respaldo con mi obediencia lo que le estoy pidiendo a Dios, entonces esa petición no será respaldada ni respondida por Él. Es una entrega mutua. Es una ecuación divina en la que mientras nosotros nos entregamos a Dios, Él a su vez nos entrega más de sí mismo. Pero muchos aún siguen creyendo que la oración consiste solo en pedirle a Dios, pedirle y seguir pidiéndole, y nunca han considerado todas aquellas cosas que Dios les ha pedido a ellos, y que ellos jamás han entregado. Quieren recibir el milagro (la entrega de Dios para ellos), pero nunca piensan en ellos mismos entregarse a Dios.
Cada oración que sube al trono de los cielos y que es respondida, ha sido respondida porque ha habido una entrega mutua. Piensa en tu propia historia, en tu historia de oración. Muy seguramente tienes testimonios acerca de esta entrega mutua. ¿Has recibido respuesta a muchas o algunas de tus oraciones? En cada uno de esos episodios de tu vida hubo una entrega de tu parte hacia Dios y de Dios hacia ti.
Piensa en estos ejemplos: Una persona pidiéndole a Dios que la libere de la amargura profunda, pero no está dispuesta a perdonar. Una persona enferma suplicando por su sanidad, pero no está dispuesta a hacer cambios en su estilo de vida ni tampoco obedece las instrucciones médicas. Una persona clamando a Dios por la restauración de su relación con sus hijos, pero los sigue hiriendo día a día.
¿Puedes ver la importancia de la entrega mutua? Allí está el secreto de las oraciones respondidas. Escuchar, aprender y obedecer. Estar dispuestos no solo a pedir, sino a dar.
1,362 Listeners
488 Listeners
1 Listeners
81 Listeners
1 Listeners