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Hay una fortaleza inmensa en reconocer lo que te duele, en permitirte cuestionar las expectativas que te han impuesto, y en decidir qué lugar quieres ocupar en tu propia vida. No se trata de ser perfecta, fuerte todo el tiempo, ni de cumplir con lo que otros esperan. Se trata de darte permiso para ser humana: para sentir, para equivocarte, para pedir ayuda y, sobre todo, para elegir lo que realmente quieres para ti.
Hablar, expresar lo que llevas dentro, puede ser difícil, especialmente en un mundo que a menudo invalida las emociones de las mujeres o las tilda de irracionales. Pero al romper el silencio, al ponerle palabras a lo que has vivido y sentido, empiezas a recuperar tu poder. No el poder de cargar con todo, sino el de elegirte a ti misma, el de pedir cuidado, el de vivir desde tu verdad y no desde la expectativa de los demás.
Es un acto revolucionario y amoroso decir: ‘Esto no quiero, esto no me corresponde’. Y recuerda: no tienes que hacerlo sola. Rodéate de personas que también te cuiden, que te escuchen y te valoren. Tu voz importa. Tu historia importa. Y el simple hecho de existir ya es suficiente.”**
Gracias por estar aquí, entre el diván y tú. Nos encontramos en la próxima sesión.
Hay una fortaleza inmensa en reconocer lo que te duele, en permitirte cuestionar las expectativas que te han impuesto, y en decidir qué lugar quieres ocupar en tu propia vida. No se trata de ser perfecta, fuerte todo el tiempo, ni de cumplir con lo que otros esperan. Se trata de darte permiso para ser humana: para sentir, para equivocarte, para pedir ayuda y, sobre todo, para elegir lo que realmente quieres para ti.
Hablar, expresar lo que llevas dentro, puede ser difícil, especialmente en un mundo que a menudo invalida las emociones de las mujeres o las tilda de irracionales. Pero al romper el silencio, al ponerle palabras a lo que has vivido y sentido, empiezas a recuperar tu poder. No el poder de cargar con todo, sino el de elegirte a ti misma, el de pedir cuidado, el de vivir desde tu verdad y no desde la expectativa de los demás.
Es un acto revolucionario y amoroso decir: ‘Esto no quiero, esto no me corresponde’. Y recuerda: no tienes que hacerlo sola. Rodéate de personas que también te cuiden, que te escuchen y te valoren. Tu voz importa. Tu historia importa. Y el simple hecho de existir ya es suficiente.”**
Gracias por estar aquí, entre el diván y tú. Nos encontramos en la próxima sesión.