El discernimiento vocacional es uno de las reflexiones más importantes y más exigentes pues en él se toman decisiones que marcan la vida de quienes lo afrontan. Por eso, discernir la vocación pide un cuidado especial de las actitudes con que dicho discernimiento se lleva a cabo y del procedimiento del mismo, tanto en la persona que ha de tomar la decisión, como, en el caso de vocación al ministerio presbiteral o a la vida religiosa, por parte de la institución que confirma dicha decisión. En esta primera reflexión me voy a centrar en la persona que discierne.