Las historias con las que nos identificamos, como las que el cine nos ofrece, nos suelen contar cómo un protagonista, viviendo su vida habitual y tras ocurrir algo inesperado, es llamado a vivir una aventura. Disfrutamos de la historia, deseando que, finalmente, todo se resuelva de la mejor manera posible. Sin embargo, cuando vivimos nuestra realidad, la mayoría de las veces, no deseamos salir de nuestra habitual zona de confort, no queremos que nada nos trastoque y nos altere. Deseamos estabilidad en todas las áreas de nuestra vida, sin darnos cuenta de que eso, realmente, no es vivir...
Al igual que un personaje de ficción, de vez en cuando nos ocurren cosas que no esperamos y cuando esto sucede nos lamentamos, preocupamos y maldecimos, sin darnos cuenta de que somos el/la protagonista de nuestra propia película y que, con esos cambios, nuestra Vida nos está ofreciendo la oportunidad de vivir una maravillosa aventura mediante la que nos desarrollaremos y, si así lo deseamos, nos convertiremos en mejores personas...
Así que, la próxima vez que te ocurra algo que no esperas, no lo juzgues de "bueno" o de "malo", simplemente vívelo, acepta la aventura y disfruta de protagonizar tu propia historia!
De nada sirve lamentarse. Busca tus mejores recursos y no te quejes, sólo así descubrirás el verdadero beneficio. Y, recuerda: mientras sigas viviendo pueden darse segundas partes así que, no des nada por concluido hasta que no distingas los títulos de crédito...
María del Mar Tercero
Psicóloga.