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En la charla se explicó cómo la cantautora panameña Pixiee Blossom convirtió vivencias personales en su sencillo “H310”. La composición empezó de forma análoga con guitarra y voz, pero la producción se potenció mediante colaboración remota: músicos de Corea del Sur, EE. UU. y Brasil intercambiaron archivos pesados a través de servicios de transferencia y una “cartera” en línea de instrumentistas que permite abrir sesiones por un mes y elegir ejecutantes de cualquier parte del mundo.Para lograr calidad profesional, las voces se grabaron en un estudio local y se recurrió a un productor–ingeniero que coordinó la mezcla; Pixiee subrayó que, aunque existen plugins e IA para mejorar audio, nada reemplaza la experiencia humana y el equipamiento adecuado.La distribución se gestionó con un agregador DIY que, tras cuatro semanas de preparación, publica automáticamente en Spotify, YouTube, TikTok y demás plataformas, simplificando metadatos e ISRCs. Al financiar la producción de forma independiente y pagar honorarios fijos a cada músico, la artista retiene el 100 % de las regalías futuras, evitando dividir ingresos con terceros.También se abordó el uso de métricas de Spotify for Artists y redes sociales: son útiles para identificar países donde la escuchan, pero obsesionarse con los números puede restar autenticidad al proceso creativo. Finalmente, se discutieron los retos de monetización en Panamá—limitaciones con PayPal y la falta de marcos que faciliten cobrar a plataformas internacionales—y la necesidad de soluciones bancarias más amigables para creadores locales.
By Alex Neuman5
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En la charla se explicó cómo la cantautora panameña Pixiee Blossom convirtió vivencias personales en su sencillo “H310”. La composición empezó de forma análoga con guitarra y voz, pero la producción se potenció mediante colaboración remota: músicos de Corea del Sur, EE. UU. y Brasil intercambiaron archivos pesados a través de servicios de transferencia y una “cartera” en línea de instrumentistas que permite abrir sesiones por un mes y elegir ejecutantes de cualquier parte del mundo.Para lograr calidad profesional, las voces se grabaron en un estudio local y se recurrió a un productor–ingeniero que coordinó la mezcla; Pixiee subrayó que, aunque existen plugins e IA para mejorar audio, nada reemplaza la experiencia humana y el equipamiento adecuado.La distribución se gestionó con un agregador DIY que, tras cuatro semanas de preparación, publica automáticamente en Spotify, YouTube, TikTok y demás plataformas, simplificando metadatos e ISRCs. Al financiar la producción de forma independiente y pagar honorarios fijos a cada músico, la artista retiene el 100 % de las regalías futuras, evitando dividir ingresos con terceros.También se abordó el uso de métricas de Spotify for Artists y redes sociales: son útiles para identificar países donde la escuchan, pero obsesionarse con los números puede restar autenticidad al proceso creativo. Finalmente, se discutieron los retos de monetización en Panamá—limitaciones con PayPal y la falta de marcos que faciliten cobrar a plataformas internacionales—y la necesidad de soluciones bancarias más amigables para creadores locales.