En este episodio de Vida Digital, Alex Neuman conversa con Luisa Ramos, Directora de País de Ericsson Panamá, sobre el impacto del 5G en Panamá y la región. La entrevista aterriza de forma didáctica los beneficios, retos y oportunidades de esta tecnología que ya no es futuro, sino presente.
Luisa, con más de 18 años en telecomunicaciones y 12 en Ericsson, explica que el espectro radioeléctrico es el ingrediente número uno para el despliegue del 5G. Panamá tiene una ventaja respecto a otros países de la región: un proceso administrativo más sencillo para la asignación de frecuencias, lo que permite acelerar la adopción. Actualmente, se avanza en la habilitación de bandas “premium” que darán el ancho de banda necesario para experiencias comparables a la fibra.
Uno de los retos históricos ha sido el backhaul (transporte de datos desde las antenas hasta el core de red). Sin embargo, Panamá ha invertido fuertemente en fibra y transporte, eliminando este cuello de botella. La verdadera transformación de 5G no está solo en más velocidad, sino en la posibilidad de diferenciar servicios según necesidades:
Latencia ultrabaja para seguridad industrial o robótica.
Fixed Wireless Access (FWA) para comunidades sin fibra.
Conectividad confiable para videoconferencias y teletrabajo, incluso en movimiento gracias a laptops con eSIM.
Experiencias de gaming competitivo con latencia controlada y calidad garantizada.
Eventos masivos con priorización de tráfico (ej. dar paso a una ambulancia) o experiencias inmersivas vía streaming en realidad aumentada.
En comparación con países más avanzados, Panamá aún está dando pasos iniciales. Falta disponibilidad plena de espectro y condiciones regulatorias que incentiven un despliegue más acelerado, sobre todo en áreas del interior. Sin embargo, la madurez tecnológica y la reducción en precios de terminales 5G (gracias a mercados como India) eliminan muchas barreras de entrada.
Sobre las redes privadas 5G, Luisa detalla dos modalidades:
Red privada física, con core dedicado y datos procesados localmente, útil para industrias sensibles.
Red privada virtual (slicing), donde un operador destina un segmento de red configurado por software para una empresa o sector.
En Latinoamérica, el despliegue de cores 5G es aún incipiente, lo que limita la masificación de slices, pero ya hay casos evidentes en puertos y minería donde el retorno de inversión es inmediato.
Desde la perspectiva país, Luisa enfatiza que el 5G debe verse como tecnología crítica nacional, no solo como una fuente de ingresos fiscales por licencias de espectro. Estudios muestran que acelerar su adopción impacta directamente en el PIB y permite digitalizar sectores como agricultura y educación. Para ello, se requiere colaboración entre operadores, reguladores, sector privado y universidades, creando un ecosistema sostenible que prepare incluso el camino hacia el 6G.
Finalmente, resalta el papel de la educación y la innovación. Panamá tiene programas impulsados por instituciones como Senacyt, que deben seguir fortaleciendo competencias y fomentando desarrolladores capaces de aprovechar la red. La visión es correcta, afirma, pero ahora toca ejecutar con rapidez y colaboración.
En conclusión, el 5G en Panamá tiene el potencial de:
Cerrar la brecha digital.
Impulsar industrias con hasta 10× en eficiencia.
Atraer inversión extranjera.
Ofrecer servicios diferenciados que mejoran la vida diaria de ciudadanos y empresas.
Luisa invita a seguir de cerca las novedades de Ericsson a través de su sitio web y blogs, donde comparten casos y tendencias globales. Alex cierra destacando la trayectoria de Ericsson y la importancia de que Panamá aproveche esta oportunidad para transformar su desarrollo digital y económico.