Aquí creemos que la vida es una metáfora y este capítulo lo ejemplifica al 100% porque para nosotras no hay nada más ordenado que el amor y al mismo tiempo nada nos desordena tanto por el riesgo que implica abrir el corazón (a cualquier tipo de relación).
A veces, hay que desacomodar todo para volver a ordenar. A veces hay que perderse para encontrarse. A veces algo debe romperse antes de repararse.