Arqueixal es un sitio especial. Un remanso de paz. Un pequeño paraíso en el corazón de Galicia, A Ulloa. Su dueño, Luis, ha puesto su energía, su cariño y su saber en cada una de las casas que ha arreglado para disfrute de quienes quieran hospedarse en ellas y tener la experiencia de saber lo que es, o lo que era, vivir en una aldea gallega.
En Arqueixal hay un equipo estupendo: Chus, Julia, Suso, Rubén y Luis. Chus y Julia se ocupan de la quesería. Suso se ocupa de las vacas y de las tareas agrícolas, Rubén se encarga del reparto y Luis coordina todo con armonía, con cariño, con tranquilidad, con sabiduría y con una paz interior que me fascina.
Mi marido, mi hijo y yo estamos viviendo en A Palleira, una de las casas del Arqueixal. Por primera vez en muchos meses he dormido diez horas seguidas. Si tienen ustedes insomnio entenderán lo mucho que he agradecido despertarme en este pequeño paraíso después de haber descansado.
Hemos desayunado un chocolate caliente con pan y nos hemos preparado para empezar nuestro día. Mateo está en la escuela, Jason está en su oficina trabajando para Stüssy desde Palas de Rey y yo estoy en la academia con María, una estudiante de Monterroso.
La vida sigue su curso. Gracias a Arqueixal, gracias a Luis, gracias a Albá hemos recuperado parte de la tranquilidad que buscábamos en Galicia y que se vio truncada por diversos contratiempos. La vida está hecha de *ups and downs como diría mi suegra Vickie. Lo importante no es caerse, lo importante es levantarse y seguir adelante.