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DEVOCIÓN MATUTINA PARA MUJERES 2025
“AMANECER CON JESÚS”
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Bucaramanga, Colombia
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church
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|| www.drministries.org ||
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04 de Diciembre
El error de Edom
«Por haber maltratado a tu hermano Jacob, te cubrirá vergüenza y serás exterminado para siempre. Cuando extraños llevaban cautivo su ejército, cuando extraños entraban por sus puertas y echaban suertes sobre Jerusalén, tú estabas allí presente y te portaste como uno de ellos. No debiste alegrarte del día de tu hermano, del día de su desgracia. No debiste alegrarte de los hijos de Judá el día en que perecieron, ni debiste burlarte en el día de su angustia» (Abdías 1: 10-12).
Abdías es un libro del compendio bíblico que contiene tan solo 21 versículos en su único capítulo y no se sabe a ciencia cierta en qué periodo de la historia fue escrito ni quién pudo haber sido Abdías, cuyo significado en hebreo es «siervo de Yahweh». Lo cierto es que el libro contiene un mensaje poderoso para el estudio de esta mañana.
A pesar de que Jacob y Esaú hicieron las paces en vida, al parecer sus descendientes continuaron con la riña. Los edomitas, de la familia de Esaú, y los israelitas, de la familia de Jacob, mantenían una relación destructiva a pesar de ser parientes consanguíneos. Cierto día, debido a los errores cometidos por el pueblo judío, el Señor los entregó en manos de Nabucodonosor y fueron llevados cautivos. Sin embargo, a Dios le desagradó mucho la actitud que tomaron los edomitas al ver la ruina de sus hermanos. Ellos hicieron tres cosas: 1) Solo se quedaron mirando, 2) Se llenaron de alegría por la destrucción, y 3) Se ufanaron, se jactaron; es decir, no se conformaron con ver y alegrarse, sino que se llenaron la boca de injurias y de burlas hacia sus hermanos. Además, atraparon a sus hermanos que escapaban y los entregaron al enemigo. En consecuencia a estas actitudes, Dios prometió que eliminaría a Edom para siempre.
Con frecuencia encontramos este tipo de comportamientos entre los miembros de la familia sanguínea o cristiana. Los celos y problemas del pasado son traídos al presente, de manera que cuando vemos sufrir al hermano, ya sean consecuencias de sus actos o no, nos alegramos. Algunos dicen: «Veamos si así aprende; qué bueno que por fin tuvo su merecido», entre otras frases. Aunque humanamente creamos que alguien merezca el castigo que está sufriendo, nunca debemos tomar las actitudes de los edomitas, porque Dios es el único justo que puede proporcionar un castigo y condenar. Querida amiga, somos una familia en Cristo y apoyarnos en lugar de destruirnos es el camino que abre la misericordia de Dios hacia nosotras mismas. Esa es una gran noticia.
By Daniel Ramos5
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El error de Edom
«Por haber maltratado a tu hermano Jacob, te cubrirá vergüenza y serás exterminado para siempre. Cuando extraños llevaban cautivo su ejército, cuando extraños entraban por sus puertas y echaban suertes sobre Jerusalén, tú estabas allí presente y te portaste como uno de ellos. No debiste alegrarte del día de tu hermano, del día de su desgracia. No debiste alegrarte de los hijos de Judá el día en que perecieron, ni debiste burlarte en el día de su angustia» (Abdías 1: 10-12).
Abdías es un libro del compendio bíblico que contiene tan solo 21 versículos en su único capítulo y no se sabe a ciencia cierta en qué periodo de la historia fue escrito ni quién pudo haber sido Abdías, cuyo significado en hebreo es «siervo de Yahweh». Lo cierto es que el libro contiene un mensaje poderoso para el estudio de esta mañana.
A pesar de que Jacob y Esaú hicieron las paces en vida, al parecer sus descendientes continuaron con la riña. Los edomitas, de la familia de Esaú, y los israelitas, de la familia de Jacob, mantenían una relación destructiva a pesar de ser parientes consanguíneos. Cierto día, debido a los errores cometidos por el pueblo judío, el Señor los entregó en manos de Nabucodonosor y fueron llevados cautivos. Sin embargo, a Dios le desagradó mucho la actitud que tomaron los edomitas al ver la ruina de sus hermanos. Ellos hicieron tres cosas: 1) Solo se quedaron mirando, 2) Se llenaron de alegría por la destrucción, y 3) Se ufanaron, se jactaron; es decir, no se conformaron con ver y alegrarse, sino que se llenaron la boca de injurias y de burlas hacia sus hermanos. Además, atraparon a sus hermanos que escapaban y los entregaron al enemigo. En consecuencia a estas actitudes, Dios prometió que eliminaría a Edom para siempre.
Con frecuencia encontramos este tipo de comportamientos entre los miembros de la familia sanguínea o cristiana. Los celos y problemas del pasado son traídos al presente, de manera que cuando vemos sufrir al hermano, ya sean consecuencias de sus actos o no, nos alegramos. Algunos dicen: «Veamos si así aprende; qué bueno que por fin tuvo su merecido», entre otras frases. Aunque humanamente creamos que alguien merezca el castigo que está sufriendo, nunca debemos tomar las actitudes de los edomitas, porque Dios es el único justo que puede proporcionar un castigo y condenar. Querida amiga, somos una familia en Cristo y apoyarnos en lugar de destruirnos es el camino que abre la misericordia de Dios hacia nosotras mismas. Esa es una gran noticia.