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DEVOCIÓN MATUTINA PARA JOVENCITAS

“PRINCESA”

Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Bucaramanga, Colombia

Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church
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08 DE DICIEMBRE
DOS HERMANAS DESESPERADAS 

Un día, la hija mayor le dijo a la menor: —Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hombres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. Génesis 19:31 

Esas pobres hermanas. Estas niñas habían sido criadas en Sodoma, una ciudad cananea tan corrupta que Dios envió ángeles para destruirla. Lot huyó con sus hijas y vivió en una cueva. 

En esa cultura primitiva, la esperanza de un futuro seguro descansaba completamente sobre los hombros de un hijo. Las hijas de Lot no tuvieron suerte. No había solteros merodeando por las cuevas. Desesperadas, sin esperanza y sin fe, a las hijas se les ocurrió una idea: emborrachar a su padre y luego dormir con él para concebir un hijo. 

Es difícil sentir algo que no sea disgusto por esas dos hermanas. Pero, ¿cuántas veces nos hemos apresurado a encontrar un hombre (o una mujer) que haya respondido a nuestros problemas? ¿Cuántas veces nos hemos vuelto a Dios como una ocurrencia tardía? 

El Señor es fiel incluso cuando nosotras no lo somos. Las Escrituras nos dicen que la hija mayor tenía un hijo llamado Moab, padre de los moabitas. Quinientos años después, una bebé moabita creció y se convirtió en Rut, abuela del gran rey David de Israel.