El 27 de abril de 2013, la tranquila localidad de Almonte, en la provincia de Huelva, se vio sacudida por un brutal asesinato. Miguel Ángel Domínguez, de 39 años, y su hija María, de solo 8 años, fueron asesinados en su casa.
La escena del crimen era espantosa: ambos habían sido apuñalados repetidamente. La ferocidad del ataque dejó claro que el asesino tenía una intensa motivación.