Mansiones repartidas por todo el mundo, aviones privados, fondos de inversión, amigos millonarios... La vida de Jeffrey Epstein podría ser la de un millonario cualquiera, salvo porque era el propietario de una pequeña isla llamada Little St. James, situada en las Islas Vírgenes. Allí construyó todo un paraíso infernal dedicado a un único objetivo, el tráfico y abuso de menores.
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Música cortesía de Don Manolo (https://open.spotify.com/artist/7c7vSwqcj2utz6XR3E93C8 )