Hoy, emprendemos un viaje profundo a través de una sección fascinante y transformadora del libro de Números: los capítulos 26 al 30. Estos pasajes no son meras narraciones históricas; son un espejo en el que podemos ver la profunda fidelidad de Dios y cómo Él prepara a Su pueblo para un nuevo comienzo, levantando a una nueva generación que está lista para finalmente poseer la Tierra Prometida. Esta generación, a diferencia de sus padres, no conoció las tentaciones y placeres de Egipto, sino que experimentó de primera mano la presencia constante y la provisión milagrosa de Dios en el desierto. ¿No es esto un poderoso reflejo de lo que somos nosotros en Cristo? ¡Una nueva criatura llamada a vivir sin la contaminación del mundo, permitiendo que la vieja naturaleza quede completamente muerta!

En este episodio, descubriremos verdades que resuenan confuerza en nuestro caminar cristiano:

1. Veremos cómo Dios establece un nuevo censo, no solopara contar números, sino para preparar estratégicamente a Su pueblo para la guerra y la posesión de la tierra prometida, revelándonos la meticulosa manera en que Él ordena cada aspecto de nuestra vida.
2. Nos sumergiremos en el amor y la justicia divina en larepartición de la herencia, prestando especial atención al caso revolucionario de las hijas de Zelofejad. ¡Veremos cómo Dios se preocupa profundamente por las mujeres y protege su herencia, desmintiendo cualquier idea que las desvalorice!
3. Seremos testigos de un momento trascendental: la designación de Josué como sucesor de Moisés. No fue una elección humana, sino directamente de Dios, asegurando que Su congregación no quedara como ovejas sin pastor. Aprenderemos sobre la importancia de un liderazgo ungido y la transferencia de autoridad a través de la imposición de manos, un principio que aún vemos vigente hoy día en la ordenación de nuestros líderes espirituales.
4. Pero, quizás, uno de los puntos más contundentes ycruciales de nuestro estudio será el recordatorio del valor sagrado de nuestras palabras y nuestros votos delante de Él. La Palabra de Dios nos enseña que lo que sale de nues ra boca es tomado con extrema seriedad por el Señor. Él nos llama a que nuestro "sí sea sí y nuestro no sea no", y nos recuerda que por nuestras palabras seremos justificados o condenados. Esto nos desafiará a ser hombres y mujeres de palabra, lo cual no solo nos ganará respeto ante Dios y los hombres, sino que es una clara señal de que poseemos un verdadero temor de Dios. Y en los momentos donde nos sintamos defraudados, recordaremos que Dios es el justo Juez que hará justicia, trayéndonos paz y sanidad.